
Un loro paraguayo es multado a pagar 700 guaranís por insultar a los vecinos.
En uno de los barrios de Paraguay, los vecinos se quejaron al presidente de la comunidad debido a que cada vez que pasaban por el portal o por la acera eran insultados por un loro que se encontraba en el balcón de uno de los pisos. Los vecinos se lo comunicaron al presidente de la comunidad, que debió de ser el único que no se enteraba de nada de lo que pasaba, y éste expuso una queja con la firma de todos en la comisaría. En un principio, la policía dijo que no tenía importancia, que no iban a hacer nada al respecto, pero cuando a las pocas horas una patrulla pasó por la acera, también recibieron una buena tanda de insultos, y fue entonces cuando tomaron cartas en el asunto.
El culpable de todo aquel escándalo fue un loro, que había sido comprado hacía escasamente una semana. Entre los miembros de la familia, se encontraban dos pequeños niños, de entre cinco y siete años. La policía, sorprendida de la razón de la actitud del loro, comenzó a investigar hasta que llegaron a la conclusión de que los culpables habían sido los niños. Los pequeños estaban continuamente insultándose entre ellos, y el loro al escucharlos, aprendió a imitarlos. Simplemente, daba la coincidencia de que algunas de las veces en que el loro soltaba aquellas barbaridades algún vecino salía del portal o entraba. La broma terminó con una multa de 700 guaranís por agresión a la autoridad, y no por la agresión a los vecinos, que entendieron el origen del problema.